《Vampire Rocket Club》 Una Estrecha Relación Jaune Kinomoto siempre fue una chica muy extra?a, por alguna raz¨®n siempre me interes¨¦ en encontrar que estaba escondiendo durante todo el tiempo que fuimos amigos. Recuerdo que la conoc¨ª cuando estaba en primaria, era recreo y todos los ni?os sal¨ªamos a jugar al patio. Junto al patio se encontraba un jard¨ªn enorme, el jard¨ªn estaba bien decorado y era bastante ostentoso; No hab¨ªan cercas que nos impidieran pasar al hermoso jard¨ªn, sin embargo, ning¨²n docente nos permit¨ªa jugar ah¨ª. Entre los elementos que decoraban el jard¨ªn se encontraba todo tipo de flora: rosas, orqu¨ªdeas y algunas figuras de animales moldeadas en grandes arbustos, Los cuales estaban rodeados por peque?os conjuntos de piedras medianas, las piedras estaban cuidadosamente enterradas en la suave grama. Unos minutos antes de la hora de descanso, la profesora nos present¨® una nueva estudiante, el rostro de la ni?a era completamente p¨¢lido, su cabello era casta?o y tenia unos enormes ojos marr¨®n oscuro, su uniforme estaba planchado a la perfecci¨®n, parec¨ªa una mu?eca de porcelana. ¡ª?de pie por favor! ¡ªdijo la profesora mientras apoyaba su mano derecha sobre el hombro de la ni?a ¡ªella es su nueva compa?era de clase Jaune Kinomoto. posterior al saludo, son¨® la campana que marcaba la hora de recreo. Ese d¨ªa, Kinomoto entr¨® a jugar al jard¨ªn, parec¨ªa estar levantando piedras, buscando alguna especie de tesoro, ninguno de los ni?os se acercaba a ella, no sabia si era por miedo a entrar al jard¨ªn; o simplemente por rechazo a jugar con una ni?a tan fr¨¢gil como ella. As¨ª pas¨® un par de d¨ªas, Kinomoto se escond¨ªa en el jard¨ªn cada vez que los profesores pasaban para asegurarse que nadie pisara o desorganizara el dichoso orgullo de la instituci¨®n. Recuerdo que yo tambi¨¦n sol¨ªa esconderme en el jard¨ªn, me escond¨ªa durante los primeros d¨ªas que estuve en el colegio, por lo cual, Despu¨¦s de observarla durante todos esos d¨ªas, decid¨ª acercarme a ella. Tras un veloz intento por correr hacia los arbustos sin ser visto, entr¨¦ sigilosamente al jard¨ªn a buscarla, finalmente la hab¨ªa encontrado, Kinomoto estaba tras un arbusto con forma de conejo. ¡ª?Kim¨ªmomo! ¡ªexclam¨¦. Recuerdo que tenia 5 a?os para ese entonces, me era imposible pronunciar su nombre sin equivocaci¨®n alguna. ¡ª?es Kinomoto! ¡ªdijo ella alzando su voz. Jaune se agacho para alzar una enorme piedra que estaba en uno de los arbustos. ¡ª?Qu¨¦ estas haciendo? ¡ªle pregunt¨¦ mientras la observaba. ¡ªestoy buscando una tijereta ¡ªcontest¨®¡ª, es para mi colecci¨®n de bichos, pero no he encontrado ninguna. ¡ª?yo se donde est¨¢n! ¡ªcontest¨¦ emocionado ¡ªVamos al arbusto de la jirafa. ¡ª?vamos! - ella solt¨® la piedra y se fue corriendo hacia donde se?al¨¦. Cuando llegamos al arbusto hab¨ªan piedras demasiado pesadas, sin embargo, yo tenia la fuerza suficiente para poder girarlas sin necesidad de levantarlas. yo estaba feliz, por fin encontraba afinidad con alguien, y por primera vez no sent¨ªa la necesidad de participar de algo que no me gustaba para tener amigos. ¡ª?mira estaaa! ¡ªdijo Kinomoto. ¡ª?es enorme! ¡ªcontest¨¦. ¡ªes tuya ¡ªexclam¨® extendiendo su embarrada mano. ¡ª?en serio? ¡ª si, quiero una mas grande ¡ªkinomoto se agach¨® para buscar alg¨²n insecto que le llamara m¨¢s la atenci¨®n. ¡ªsigamos buscando ¡ªGuard¨¦ el peque?o insecto en mi pantal¨®n y me dispuse a mover piedras para ayudarle a kinomoto. Tras unos 20 minutos buscando, finalmente hab¨ªa encontrado algo enorme, era una tijereta tan grande que tenia que tomarla con cuidado con para no salir lastimado con su cola puntuda; el insecto tenia casi dos cent¨ªmetros de largo y un color marr¨®n oscuro muy brillante. ¡ª?KIMIMOMO! ¡ªgrit¨¦ emocionado.¡ª,mira estaaa. R¨¢pidamente, kinomoto rapt¨® de mis manos el insecto que lentamente se mov¨ªa entre mis dedos, ella estaba mir¨¢ndolo fijamente con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. ¡ª?GRACIAS! ¡ªexclam¨® kinomoto ¡ª,ES BELLISIMA. Kinomoto tom¨® una peque?a caja negra de su bolsillo, de esas que parec¨ªan guardar joyer¨ªa. Seguido de guardar el enorme tesoro, nos dispon¨ªamos a entrar nuevamente a clases. ¡ª?como te llamas? ¡ªpregunt¨® kinomoto. ¡ªVad¨ªd ¡ªcontest¨¦ ¡ª, con tilde en la i. ¡ª?quieres buscar mas bichitos ma?ana? ¡ª?si! ¡ªle respond¨ª emocionado ¡ªse donde podemos encontrar muchas cochinillas grandes para jugar a hacerlas rodar. Kinomoto estaba emocionada, su mirada parec¨ªa como si pudiera encontrar un enorme tesoro, uno digno de obsequiarle a su mam¨¢ para que se sintiera orgullosa de sus enormes descubrimientos. ¡ª?podemos ser amigos?¡ªle dije. Extend¨ª mi embarrada mano hacia ella. ¡ª?si! ¡ªcontest¨® ¡ª, seamos amigos. R¨¢pidamente se sacudi¨® la tierra de su mano y acepto mi saludo. Desde aquel d¨ªa Kinomoto y yo jam¨¢s nos separamos, ¨¦ramos ella y yo contra el mundo, siempre busc¨¢bamos la forma de aprovechar la mayor parte del tiempo que compart¨ªamos juntos, se hab¨ªa convertido en mi mejor amiga, ella era como una hermana que jam¨¢s defraudar¨ªa, y que a la vez, yo jam¨¢s podr¨ªa defraudar. Entre las pocas cosas que sabia de Kinomoto, recuerdo que su familia era bastante adinerada; siempre la recog¨ªan en un lujoso autom¨®vil, un cl¨¢sico de color negro con vidrios polarizados. Tan pronto terminamos la primaria, ella fue trasladada a un colegio campestre para terminar su ciclo acad¨¦mico; mientras que yo, que no corr¨ªa con tanta suerte, me dediqu¨¦ a estudiar arduamente para poder ser aceptado en esa misma instituci¨®n, tenia la esperanza de ganarme un incentivo patrocinado por el estado, si lo lograba, finalmente podr¨ªa egresar a la lujosa academia. Fue as¨ª como Kinomoto y yo estuvimos juntos durante la secundaria. Con el paso del tiempo, ligeros problemas de salud empezaron a manifestarse en la vida de Kinomoto: tuvo que empezar a usar frenos desde los doce a?os, una extra?a alergia causada por el sol empez¨® a quemar fuertemente su piel, lo cual interrumpi¨® su ciclo acad¨¦mico durante la jornada diurna. El sol empezaba a matarla poco a poco, y a mi me distanciaba cada vez mas de ella. Cerca a cumplir los quince a?os, hab¨ªa logrado convencer a mis padres de permitirme estudiar durante la jornada nocturna. Para ese entonces, la misteriosa enfermedad de kinomoto, solo me permit¨ªa pasar tiempo con ella despu¨¦s de las seis de la tarde, por lo que aprovechaba el tiempo de salida para recogerla y llevarla hasta mi casa, donde pasar¨ªan mas tarde por ella. El d¨ªa de mi cumplea?os numero quince, Kinomoto me invit¨® a cenar por primera vez en su casa, ese d¨ªa lleve vestimenta de gala, hab¨ªa hecho un enorme esfuerzo por parecer lo mejor peinado posible; era la primera vez que conocer¨ªa a sus padres y estaba algo nervioso. Eran las siete de la noche y estaba frente a la puerta de la casa de Kinomoto. Su chofer, quien me hab¨ªa recogido una hora antes, me pidi¨® que fuera discreto sobre contarle a alguien acerca del sitio a donde me trasladaba. Durante el recorrido observaba la ventana pensando como seria la manera m¨¢s adecuada para comportarme, cuando est¨¢bamos por llegar, paramos frente una enorme rejilla negra, estaba decorada con enredaderas de las cuales nac¨ªan peque?as flores amarillas; el camino era todo empedrado, las columnas que sosten¨ªan la rejilla parec¨ªan estar talladas en m¨¢rmol y cubiertas por las enredaderas. Cuando la rejilla se abri¨®, pasamos por un hermoso jard¨ªn lleno de rosas y catleyas, los muros de los arbustos que conformaban el camino parec¨ªan tener dos o tres metros de altura, era verdaderamente espectacular, pero a su vez se ve¨ªa como un completo laberinto; cuando llegamos al final del recorrido, hab¨ªa una enorme mansi¨®n, frente a la mansi¨®n hab¨ªa una fuente gigantesca con una estatua en la parte mas alta, dicha estatua era de una ni?a, la cual tenia una mano extendida hacia el cielo, como si tratara de alcanzar algo con todas sus fuerzas, sin embargo, la expresi¨®n de la estatua se ve¨ªa bastante deprimida, y de los ojos de la estatua sal¨ªa tambi¨¦n agua, como si la ni?a estuviera llorando; en la parte inferior, una placa de oro con las letras "VRC" marcaban la fuente; me baj¨¦ del coche y camin¨¦ hacia la puerta principal, la cual estaba protegida por dos hombres con aproximadamente dos metros de estatura, la gigantesca puerta arqueada parec¨ªa tener unos ocho metros de altura. La mansi¨®n en general parec¨ªa estar cubierta por el bosque que rodeaba todo el lugar. ¡ªsiga caballero ¡ªdijo uno de los hombres que cuidaba la puerta ¡ªLady Kinomoto le espera en la mesa. Cuando la puerta se abri¨®, una iluminada sala se hallaba frente a mis ojos, un gigantesco candelabro blanco colgaba del techo que apenas alcanzaba a observar por la profundidad de su altura, hab¨ªan miles de cuartos, y la mansi¨®n parec¨ªa tener miles de pisos; la escalera principal estaba cubierta por una alfombra roja que apuntaba el camino que deb¨ªa seguir para llegar al comedor; las baldosas del suelo estaban relucientes, toda la mansi¨®n se pod¨ªa reflejar a trav¨¦s de sus rombos negros y blancos. Seguido de recorrer la llamativa alfombra roja, entr¨¦ a una c¨¢lida habitaci¨®n que no tenia luz el¨¦ctrica, sin embargo, bastaba con las velas que se hallaban sobre la peque?a mesa y el techo de cristal para que el sitio se iluminara solo con el fuego y las estrellas. ¡ªFeliz cumplea?os Vad¨ªd ¡ªdijo Kinomoto con una voz muy tenue¡ªdetr¨¢s de ti. ¡ª?KIM! ¡ªme di la vuelta para abrazarla. ¡ªcomo me alegra volver a verte. Kinomoto estaba con un elegante peinado recogido como acostumbraba, decorado con una hebilla unida a una elegante catleya negra; su vestido era totalmente negro y largo, sus hombros y espalda estaban descubiertos, peque?as piedras preciosas decoraban la fina tela del encaje de su pecho. ¡ª?tengo algo para ti! ¡ªexclam¨® Kim ¡ªno se como agradecerte por todo esto ¡ªinterrump¨ª. ¡ªsomos amigos idiota ¡ªcontest¨® Kinomoto¡ª, no me interrumpas. ¡ª?sabes algo? ¡ªpregunt¨® ella bajando su rostro ¡ªHan pasado muchas cosas desde que nos conocimos Vad¨ªd, a¨²n con todos los problemas que me ha tra¨ªdo esta enfermedad, y con todos los problemas que te he causado, eres la ¨²nica persona que se esfuerza por mantenerse cerca de mi, en realidad soy yo quien esta agradecida. Los ojos de kim se humedecieron, pero r¨¢pidamente pas¨® su delicada mano sobre su rostro, su mu?eca sec¨® lo que posiblemente era el inicio de unas cuantas lagrimas. ¡ªKim, yo... ¡ª?esto es para ti come bichos!¡ªinterrumpi¨® ¡ª?eso solo paso una vez! ¡ªexclam¨¦. ¡ª jajajaajajaja ¡ªsonre¨ªa Kim ¡ªeres tan distra¨ªdo que no te dar¨ªas cuenta si te hubieras comido m¨¢s. Kim me empuj¨® suavemente, golpe¨¢ndome en el pecho con un largo paquete negro que sosten¨ªa en sus manos. ¡ª?¨¢brelo idiota! ¡ªexclam¨® kim. El paquete tenia una peque?a nota escrita por ella que dec¨ªa lo siguiente: "Querido amigo, dicen que los verdaderos caballeros llevan siempre un buen paraguas y un buen reloj. S¨¦ lo medio tarado que eres para usar reloj, as¨ª que por favor lleva contigo siempre este lindo paraguas. Te quiere: Kimimomo ;) " La nota estaba escrita con una caligraf¨ªa perfecta, estaba sorprendido de que ella se hubiera tomado la molestia de hacer todo eso por mi, de modo que arranqu¨¦ la nota del paquete y la guarde entre mi blazer. Cuando quit¨¦ la tapa de la caja, hab¨ªa un elegante estuche tipo ba¨²l negro, cerrado con un candado de plata en forma de carnero, al costado hab¨ªa una llave de plata con forma de flecha. Lo que hab¨ªa dentro del estuche era impresionante, un espectacular paraguas negro de 16 varillas, el paraguas era muy distinto a todos los que hab¨ªa visto antes, el mango era de tipo bast¨®n ingles, este estaba tallado en una fina madera oscura enchapada en plata inoxidable, Kim la llamaba "Roble m¨¢gico", llamada as¨ª por ser capaz de quebrar materiales tan densos como diamante y hierro; la tela del toldo era gruesa, Kim mencion¨® que estaba tejida con tela de ara?a, por lo que era resistente a todo tipo de vientos, golpes, y obviamente agua ; las varillas estaban hechas de plata inoxidable, el largo poste de madera tenia una placa en plata cuya inscripci¨®n en letras cursivas tenia mi nombre grabado; por ultimo, hab¨ªa tres tipos de contera que estaban separadas de la punta del paraguas, las tres conteras ten¨ªan forma de cruz y estaban perfectamente afiladas, una de ellas era de roble m¨¢gico, la otra era de plata, y la ultima era de m¨¢rmol, pod¨ªa remplazar la punta del paraguas siempre que yo lo viera necesario. ¡ª?esto es impresionante kim! ¡ªexclam¨¦ sorprendido. ¡ª?te gust¨®? ¡ªpregunto Kim ¡ªdebes prometerme que lo llevaras siempre contigo de aqu¨ª en adelante. ¡ª?incluso si hace sol? ¡ªpregunt¨¦. ¡ªincluso si hace sol ¡ªafirm¨®. El rostro de Kim hab¨ªa cambiado por completo, parec¨ªa preocupada, como si algo terrible fuera a pasar si dejaba de cargar el paraguas en alguna ocasi¨®n. ¡ªlo llevar¨¦ siempre conmigo Kim ¡ªdije ¡ªgracias por todo. ¡ªbueno, es hora de cenar ¡ªinsinu¨® Kinomoto ¡ªconoci¨¦ndote debes estar hambriento. Durante la cena hablamos de todo tipo de cosas, entre ellas hab¨ªan amores plat¨®nicos que le¨ªamos en libros o escuch¨¢bamos en la radio, tambi¨¦n hablamos sobre como seria la vida del pueblo si fu¨¦ramos los gobernantes supremos de nuestra naci¨®n, hablamos sobre la vida y la muerte, sobre el cielo y la tierra, sobre el zodiaco, la luna y las estrellas; la noche pas¨® tan r¨¢pido que no notamos que estaba empezando a amanecer, yo tenia que irme a casa, y Kim deb¨ªa volver a su habitaci¨®n. Cuando llegu¨¦ a casa, no pod¨ªa asimilar que todo lo que hab¨ªa pasado era real, tenia en mis manos un tesoro que seguramente val¨ªa mas que mi propia casa, y no dejaba de leer una tras otra vez, la nota que hab¨ªa dejado en el paquete. Durante el tiempo que pas¨® despu¨¦s de aquella cena, jam¨¢s dej¨¦ de llevar el paraguas conmigo, pero Kinomoto empezaba a actuar distinta, se ocup¨® inesperadamente en tareas que jam¨¢s llegue a conocer, tambi¨¦n su dieta cambi¨®, pues desde aquel d¨ªa jam¨¢s volv¨ª a cenar con ella, rechazaba todo tipo de invitaciones que tuvieran la palabra comida de por medio; Sin embargo, el estado f¨ªsico de Kinomoto era perfecto, su delgada figura se hab¨ªa vuelto solo una fachada para la descomunal fuerza y agilidad que tenia, se gradu¨® llevando consigo todas las medallas atl¨¦ticas de la instituci¨®n, rompiendo todos los records existentes. Siguieron pasando los a?os, la Kim que conoc¨ªa hab¨ªa cambiado por completo, yo sol¨ªa creer que tras varias rupturas amorosas, su actitud era producto de un extra?o complejo depresivo, donde tambi¨¦n jugaba un papel importante el estado de su enfermedad, haci¨¦ndola incapaz de ver el sol por el resto de su vida. Poco a poco, me convert¨ªa en alguien m¨¢s incapacitado para quedarme en la vida de Kim. Sin embargo, ella no dejaba de estar pendiente de mi, olfateaba malas novias, ayudaba con mis trabajos, siempre la pod¨ªa ver llena de preocupaci¨®n por mi; a veces, trataba de alejarse, pero yo nunca deje de buscarla para saber que tenia, o como estaba. Todo ese ciclo se volvi¨® mon¨®tono durante los ¨²ltimos d¨ªas que pas¨¦ con ella, solo que cada vez, su forma de actuar se tornaba mas extra?a, estaba llena de misterios de los que jam¨¢s hablaba, parec¨ªa vivir con miedo, su nueva vida llena de secretos y complejos empezaba a incomodarme, ya ni siquiera me sent¨ªa ¨²til en su vida; poco a poco, empezaba a llegar a la conclusi¨®n de que quiz¨¢ era lo mejor, tenia que dejar de molestar a Kim, era hora de que mi camino se separara del de ella. La ultima vez que vi a Kim, recuerdo que est¨¢bamos caminando hacia mi casa, quer¨ªa hablar con ella sobre lo que sent¨ªa, pero el ambiente estaba totalmente denso. Era aproximadamente las diez de la noche; de repente, peque?as gotas de agua empezaron a caer del cielo, alc¨¦ mi rostro para ver el firmamento, no hab¨ªan estrellas ni luna, solo oscuras nubes que se acercaban lentamente, una larga tormenta se avecinaba. ¡ª??podr¨ªas caminar mas r¨¢pido?! ¡ªexclam¨® Kinomoto. Kim no dejaba mirar para todos lados, se ve¨ªa nerviosa, como si hubiera algo aparte de la tormenta que quisiera evitar. ¡ª?le temes a una simple tormenta kim? ¡ªrespond¨ª mientras trataba de alcanzarla. ¡ªpor favor no empieces Vad¨ªd, no estoy de humor. ¡ªpfff ¡ªexclam¨¦ ¡ªhace mucho no estas de humor. ¡ª?D¨®nde esta tu paraguas? ¡ªpregunt¨® Kim apresurada. ¡ªlo dej¨¦ en casa ¡ªcontest¨¦ ¡ª, no vi la necesidad de traerlo hoy, adem¨¢s no dejo de cargarlo desde que me lo diste, estaba cansado. ¡ª??que es lo que tienes!? ¡ªexclam¨® Kinomoto preocupada. ¡ªcreo que estoy aburrido Kim ¡ªcontest¨¦ cabizbajo. ¡ª, estoy aburrido de todo lo que ocultas, aburrido de que no me dejes ayudarte. De repente unos extra?os sonidos empezaron a o¨ªrse alrededor de la calle, parec¨ªan fuertes chillidos de murci¨¦lago. ¡ªcreo que estoy aburrido de ti Kim ¡ªdije con el orgullo herido ¡ª, estoy aburrido de preocuparme tanto por ti, y que no te importe . ¡ª?puedes o¨ªr eso? ¡ªexclam¨® kim apresurada ¡ª?tenemos que irnos Vad¨ªd por favor! ¡ª ?Por qu¨¦ no te adelantas? ¡ªle pregunt¨¦ ¡ªno me necesitas para entrar a mi casa. ¡ª?VAD¨ªD POR AMOR DE DIOS NO HAGAS ESTO! ¡ªgrit¨® Kinomoto con lagrimas en sus ojos ¡ªno queda mucho tiempo vad¨ªd por favor, ?POR FAVOR VAD¨ªD!. No pod¨ªa entender nada de lo que pasaba en general despu¨¦s de ese dr¨¢stico cambio en su tono de voz, tampoco lograba entender por que Kim estaba tan preocupada por aquel extra?o ruido. ¡ª?prometo que te lo contare todo! ¡ªdijo Kinomoto ¡ªpero por favor ?vamonos! ¡ª?deja de ser tan miedosa! ¡ªle contest¨¦ ¡ªsolo son unos est¨²pidos murci¨¦lagos. Kinomoto me observo como si fuera la ultima vez que iba a estar conmigo, y claramente, yo no lograba entender lo que ella trataba de evitar; finalmente, Kim se acerc¨® y me dio un fuerte abrazo, pero esta vez, el frio abrazo de Kim jam¨¢s se hab¨ªa sentido tan c¨¢lido. ¡ªPerd¨®name Vad¨ªd ¡ªsusurr¨® Kinomoto en mi o¨ªdo ¡ªfue agradable compartir todo este tiempo contigo. Cuando Kinomoto dijo eso, mis ojos se quebraron por completo, un nudo en mi garganta se llen¨® de dolor y nostalgia; con esa frase, sabia que me enfrentaba al final del recorrido, a partir de aquella noche Kinomoto y yo jam¨¢s nos volver¨ªamos a cruzar, y me hab¨ªa dado cuenta que aun no tenia la fuerza suficiente para aceptarlo. En ese momento empec¨¦ a recordar todas las cosas lindas que jam¨¢s logr¨¦ decirle, incluso, record¨¦ todas las palabras de gratitud que miles de veces guard¨¦ para que nunca se diera cuenta de lo d¨¦bil que era cuando estaba con ella. Kinomoto se dio vuelta, se fue corriendo hasta que la perd¨ª por completo de vista, yo no me pod¨ªa mover a¨²n, las gotas empezaron a caer con mas fuerza; sin embargo, minutos despu¨¦s las nubes se hab¨ªan despejado por completo, dejando ver una gigantesca luna llena, me quede a mitad de la calle totalmente paralizado, Kim se hab¨ªa ido. En ese momento, el extra?o sonido se acercaba cada vez mas, hasta que se torn¨® completamente aterrador; mi coraz¨®n empez¨® a latir fuertemente, el miedo, la tristeza, y el arrepentimiento por guardar tantas cosas que tenia para Kim, empezaron a hacer estragos en mi cabeza, lentamente el sonido empezaba a aumentar con fuerza y los chillidos se tornaban insoportables; el sonido venia hacia mi, estaba asustado, fue en un par de minutos que cambie de pensar, no solo seria mi ultima noche con Kim, era la ultima noche de toda mi vida; lleg¨® el punto en el que sent¨ªa el fuerte sonido atr¨¢s de mi, los chillidos eran tan ensordecedores, que dej¨¦ de escuchar todo lo que rodeaba la calle, desde las bocinas de los autos, hasta los ladridos de los perros callejeros, todo estaba apagado salvo ese aterrador chillido. Tras unos instantes atormentado, el sonido merm¨® por completo, sent¨ª un ligero alivio en mi interior por unos 30 segundos. De repente, fui atacado por un ligero empuj¨®n en mi espalda, mi cabeza se congel¨® por completo, un escalofri¨® intenso recorr¨ªa mi cuello, el miedo me hab¨ªa paralizado de nuevo, ya ni siquiera era capaz de gritar por ayuda; un frio brazo me hab¨ªa tomado por el cuello bajando hasta el pecho para rodearme, mientras tanto, sent¨ªa que la otra mano de la extra?a criatura agarraba mi columna vertebral inmoviliz¨¢ndomeen su totalidad. Lo ultimo que recuerdo fue el sonido de mi cuello siendo ferozmente mordido por unos profundos colmillos, mi cuerpo estaba tan frioy paralizado que apenas pod¨ªa sentir dolor; sin embargo, el sonido producido por la enorme boca de la criatura, que trataba de penetrar con m¨¢s fuerza mi cuello, era tan aterrador que me hizo caer inconsciente en sus brazos. Es extra?o, pero aunque mi muerte estaba sellada aquella noche, lo ¨²nico en lo que pod¨ªa pensar, mientras lentamente cerraba mis ojos, era en Kim alej¨¢ndose, desvaneci¨¦ndose por completo del alcance de mi humana visi¨®n; cuando cerr¨¦ mis ojos, mi ultimo pensamiento no fue mas all¨¢ de reflexionar en lo que hubiera pasado si le hubiera hecho caso, si me hubiera ido con ella, tal vez habr¨ªa podido entenderla, quiz¨¢ solo hubiera sido una ligera discusi¨®n, una que con el paso del tiempo, fortalecer¨ªa mas una estrecha relaci¨®n.