—?Qué hacía un Primordial en una ciudad como esta? —murmuró Ziggy mientras observaba a Pardo, fijando su mirada en los ojos de la colosal bestia.
Saico, completamente confundido, no lograba procesar lo que veía.
—?Ese tipo piensa enfrentarse a esa cosa... con una espada? ?Está loco?
La tensión se rompió cuando Pardo habló, su voz grave y burlesca resonando en la calle desierta.
—Vaya, vaya... ?Qué tenemos aquí? Un Elemental. Esto se pondrá muy divertido.
Sin más aviso, Pardo se abalanzó contra Ziggy. Pero Ziggy, en un movimiento tan veloz como un relámpago, esquivó el ataque y contratacó, apuntando al cuello del Primordial. Sin embargo, la enorme bestia reaccionó con una rapidez increíble, atrapando la hoja con ambas manos antes de que pudiera alcanzarlo.
Ziggy intentó liberar su espada golpeando a Pardo con fuerza, pero el monstruo apenas se inmutó, esbozando una siniestra sonrisa antes de hacer temblar el suelo con un golpe que parecía sacudir toda la calle.
Ziggy apretó los dientes. Sabía que no podía enfrentarlo solo, pero tampoco tenía tiempo de esperar refuerzos. Los Elementales de rango LEGATUS no estaban en la ciudad, y los demás no eran rivales para una amenaza de este nivel. Aun así, decidió enviar un mensaje global, con la esperanza de que alguien pudiera acudir.
Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, Pardo lanzó una ráfaga de golpes, rápidos pero no lo suficiente como para superar los reflejos de Ziggy. él esquivaba cada ataque con precisión, consciente de que un solo golpe podría ser mortal.Unauthorized duplication: this narrative has been taken without consent. Report sightings.
—No es lo suficientemente rápido —pensó Ziggy mientras esquivaba otro ataque—. Pero su fuerza y resistencia son otra historia. No puedo perder la concentración... pero tampoco puedo dejar que siga avanzando.
Ziggy sabía que no tenía otra opción. Apretó el mango de su espada y activó su poder. De repente, la calle oscura, iluminada solo por un lejano poste de luz, se inundó de un resplandor cegador. La hoja de la espada pasó de ser un simple filo de hierro a estar envuelta en un fuego brillante, tan cálido como el sol.
El destello era visible desde kilómetros a la redonda.
La batalla continuó, y aunque Ziggy peleaba con todo lo que tenía, Pardo no cedía. Saico, quien seguía observando todo desde cerca, no podía apartar la mirada. Su mente estaba en un caos total.
—Ese tipo... está peleando de igual a igual con esa cosa. Pero... no va a durar.
Y tenía razón. Después de varios minutos de combate, el momento fatídico llegó. Un peque?o descuido, apenas un parpadeo, fue suficiente para que Pardo encontrara una abertura. Con un rápido movimiento, lanzó un zarpazo directo a Ziggy.
Saico, observando todo como si el tiempo se ralentizara, actuó antes de siquiera pensarlo. Tomó una piedra del suelo y la lanzó con todas sus fuerzas al rostro de Pardo, golpeándolo en el ojo derecho.
El impacto no le hizo da?o alguno, pero sí lo distrajo. La furia en el rostro de Pardo era evidente, y con un rugido ensordecedor, se giró hacia Saico.
—?Mierda! —murmuró Ziggy al ver el cambio de dirección—. ?Esa velocidad...?
Pardo se lanzó hacia Saico con una rapidez descomunal, mucho mayor que antes. El chico, paralizado por el miedo, no pudo moverse. Sus piernas no respondían, y las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro.
—Voy a morir...
De repente, un golpe ensordecedor detuvo a Pardo en seco. Saico, atónito, miró a su alrededor. Frente a él, una figura desconocida había interceptado a la bestia.
—?Quién... quién es ese?
El polvo se disipaba lentamente, revelando a un nuevo combatiente que había logrado frenar a Pardo con un impacto tan poderoso que incluso el Primordial parecía desconcertado.